Me desperté el lunes 22 de marzo con sentimientos encontrados. Después de un año de preparación el momento había llegado. El equipo de cámara y yo hicimos las últimas revisiones por la mañana y luego nos pusimos en nuestro camino. Cuatro voluntarios con discapacidad, VIH y SIDA (DHAT) de las oficinas en los de Botswana, Zambia, Zimbabwe y un voluntario de Sudáfrica, que estaban preparados "para entrar en lo desconocido", saltar de un acantilado y contar sus historias al mundo convergieron en el aeropuerto de Durban por la tarde.
Hemos esperado la llegada de estos voluntarios extraordinarios, que estaban dispuestos a contar su historia personal para que el mundo pudiera aprender más acerca de las interrelaciones de la discapacidad y el VIH en el cono Sur de África. Estos voluntarios no eran activistas de alto rango. No eran más que personas comunes y corrientes que pasaron a tener una discapacidad y la mayoría de ellos también viven con el VIH. Nunca olvidaré la sensación de logro cuando Susan y su intérprete de señas, Dixon, de Zambia, salieron del avión. Luego llegaron Isaacs de Botswana, Ronald de Zimbabwe y John de Sudáfrica. Estaban realmente aquí! Fue maravilloso. Cargamos el equipaje en el minibús y no fuimos a Oribi Gorge y al desfiladero swing, el más alto en el mundo.
Ahora, algunos podrían preguntarse, ¿qué tiene en común la historia de la discapacidad y el VIH en el sur de África con tirarse por un precipicio? En primer lugar el puenting o garganta balanceo es algo que cualquiera puede hacer, de la misma forma que cualquier persona puede ir a la prueba del VIH y revelar su condición. Sin embargo, la gente tiene miedo, es incómodo, en ambos casos es literal tienes que zambullirte. Tener una discapacidad en África es una gran carga, y si le añadimos el VIH a esto es un doble desafío. Uno cae por el borde de la sociedad en dos ocasiones. Con la ayuda y el apoyo necesario una persona puede convertirse en un maestro de su condición.
Esta no es la historia de un "súper lisiado" - es la historia de cuatro personas comunes con discapacidad, que quieren mostrar al mundo que pueden hacer cualquier cosa, que nadie debe sentir lástima por ellos, pero que necesitan apoyo y ayuda para que puedan disfrutar y hacer las cosas en la vida que los llamados órganos de poder dan por sentado. También es la historia de un grupo de personas que tuvieron el coraje de hacer algo fuera de lo común. Es la historia de personas que decidieron que en vez de jugar en la tragedia de su vida querían contar una historia de desafío y valentía. En octubre de 2009 DHAT & HEARD envió una llamada a la participación y John, Susan, Ronald y Isaacs se encontraban entre los que querían ser parte de esta empresa. Sin embargo, no era tan simple cuando llegamos a Oribi Gorge, todos tenían que decidir si todavía tenían el valor suficiente para saltar.
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